El Macizo del Deseado es un distrito geológico de clase mundial, en el que se encuentran importantes prospectos de oro y plata. Ubicado en la provincia de Santa Cruz y contenido en el área de interés minero determinada por ley provincial, presenta características únicas y una potencialidad que apenas está empezando a conocerse.
Origen geológico
En la última década del siglo XX, y especialmente luego del empuje dado a la minería por la sanción del Código Minero Nacional y sus normas conexas, numerosas empresas de primera línea, desembarcaron al norte del río Santa Cruz, para realizar tareas de exploración. La búsqueda estaba basada en la información proveniente del programa exploratorio conocido como Plan Patagonia Comahue, desarrollado por el área de Minería de Nación y descubridor, entre otros yacimientos menores, del prospecto de oro de Cerro Vanguardia.
Es así que, más o menos por los mismos años, recorrieron distintos sectores del territorio santacruceño las mineras Xstrata Corp, Barrick Gold, Yamana Gold y la misma AngloGold –ya instalada en Cerro Vanguardia–, entre otras, buscando yacimientos de oro y plata factibles de ser explotados.
No obstante, los resultados iniciales obtenidos no entusiasmaron a esas compañías de gran porte, que en general entendieron que no eran prospectos a la altura de sus exigencias –máxime con la baja del precio del oro operada por esos tiempos–, y las distintas propiedades fueron vendidas a empresas como Patagonia Gold, Andean Resources, Minera Andes y Exeter, entre otras.
Paralelamente, la estatal santacruceña Fomicruz, realizó exploraciones superficiales, con cateos sobre las áreas que mostraban un perfil digno de iniciar programas de perforación más ambiciosos.
Pero sucedió que estas pequeñas y medianas compañías, apoyadas en el avance tecnológico en materia de exploración, encontraron que los pequeños prospectos escondían, en la mayoría de los casos, riquezas minerales mucho más grandes que las inicialmente estimadas, lo que, con el incentivo adicional de la recuperación paulatina del valor internacional del oro, llevó a multiplicar la presencia de exploradoras en la región y, al mismo tiempo, que muchas de las grandes volvieran a mirar a Santa Cruz con otras expectativas.
Coincidentemente, geólogos de todo el mundo comenzaron a prestar atención a estos descubrimientos, ampliando, como consecuencia, el conocimiento geológico de la región.
El proceso no fue en cualquier punto de la Provincia, sino que se concentró en un sector específico: el Macizo del Deseado.
Una balsa rígida
El Macizo del Deseado es un distrito geológico ubicado en el sector centro norte de la provincia de Santa Cruz. Está delimitado al norte por la ruta provincial Nº 49 (paralela al río Deseado), al oeste y sur por una línea que es paralela al río Chico hasta el paraje Las Horquetas y luego por la ruta nacional N° 40 hasta la localidad de Perito Moreno, y al oriente por el Alto del Deseado, en la plataforma continental argentina.
El Macizo del Deseado ha sido considerado, desde el trabajo de 1962 del geólogo del Segemar Horacio Harrington, como un nesocratón.
Un cratón o cratógeno (del griego kraton, cuenco muy plano) es una masa continental llegada a tal estado de rigidez en un lejano pasado geológico que, desde entonces, no ha sufrido fragmentaciones o deformaciones, al no haber sido afectada por los movimientos orogénicos. Por tal motivo los cratones tienden a ser llanos, o presentan relieves bajos con formas redondeadas y de rocas frecuentemente arcaicas. A los cratones submarinos se los llama nesocratones.
La teoría (prácticamente ya comprobada de un modo absoluto) de la tectónica de placas considera a cada cratón como una especie de balsa particularmente inerte en el manto del planeta. En torno a los cratones se condensarían los continentes, a partir de "microcontinentes" durante la deriva continental.
El comportamiento temporalmente positivo y rígido del Macizo del Deseado marca un neto contraste con el régimen subsidente (de hundimiento, es decir, con predominancia de desplazamientos verticales sobre los horizontales) de las vecinas cuencas del Golfo San Jorge y Austral.
En algún punto de la historia geológica de la Tierra, entre el Jurásico medio y superior (hace poco más de 200 millones de años), la separación del súper continente de Gondwana en los actuales continentes de África y América, y la formidable liberación de fuerzas que produjo, ocasionó el desarrollo de un volcanismo fragmentario en toda la región, que fue esencialmente ácido, y que en sus fases póstumas, generó depósitos vetiformes epitermales de baja sulfuración, yacimientos minerales formados a menos de un kilómetro de profundidad por soluciones calientes (de entre 50 y 200º C) ascendentes, que rellenaron venas del terreno, lugar de localización de los yacimientos de oro y plata de la provincia de Santa Cruz.
Las sucesivas capas de sedimentos depositados, dieron lugar a lo que se conoce como formaciones.
En el Macizo, el Grupo Bahía Laura está integrado por las formaciones Chon Aike y La Matilde. La formación Chon Aike se compone fundamentalmente de una espesa secuencia de ignimbritas (rocas volcánicas fragmentaria procedente del depósito y consolidación de coladas piroclásticas originadas en erupciones explosivas)con alto contenido de vidrio y cuarzo, o de sílice, a las que se asocian aglomerados y brechas volcánicas en forma subordinada y muy escasas tobas (depósitos de cenizas volcánicas litificadas) vítreas y cristalinas. Las ignimbritas se dispusieron como mantos compactos y espesos que forman grandes paredones y crestas muy abruptas, así como altos pináculos. En algunos casos es típica la conformación de grandes cavernas, como sucede en el sitio arqueológico de Cueva de las Manos, próximo a la localidad de Perito Moreno.
En los lugares más orientales del Macizo del Deseado, la formación Chon Aike constituyó lomas redondeadas y de coloración castaño rojiza, en las que se destacan algunos asomos rocosos más duros de formas romas, constituidos por vetas de cuarzo de baja temperatura, donde se encuentran las mineralizaciones de oro y plata. Se considera que esta formación tiene un espesor de entre 300 y 600 metros.
Regionalmente, Chon Aike conformó una extensa meseta de rocas volcánicas fragmentarias que cubrió el relieve previo, ahogándolo totalmente. Su génesis corresponde al emplazamiento de enormes volúmenes de materiales ácidos.
La formación La Matilde, que se presenta entrelazada lateral y verticalmente con la anterior, está formada por tobas y depósitos volcánicos sedimentarios con delgados mantos ignimbríticos intercalados, y es conocida por ser portadora de los grandes restos silicificados de araucariáceas que constituyen el Monumento Natural Bosque Petrificado. Con un espesor máximo de 150 metros, aflora, entre otros lugares, en el Gran Bajo de San Julián, en el cruce del río Seco con la ruta nacional 3, y en el área de dicho Monumento Nacional. En el Bajo de San Julián se encuentra una secuencia de hasta 20 metros de espesor de rocas sedimentarias de grano muy fino reunidas en lajas, angostos depósitos de sedimentos volcánicos y algunos bancos de carbón.
Un tipo de recursos
En el Macizo del Deseado se localiza la mayor cantidad de minas activas de la Patagonia: Cerro Vanguardia, Martha, San José y Manantial Espejo. La mayoría de estas mineralizaciones se alojan en la formación Chon Aike, pero también lo hacen en las formaciones Bajo Pobre, Roca Blanca (volcano-sedimentarias del Jurásico inferior a medio, 220 millones de años), El Tranquilo (período Triásico, 240 millones de años) y aún en metamorfitas paleozoicas (más de 300 millones de años) de la formación La Modesta.
El tipo de mineralizaciones portadoras de oro y plata halladas hasta el presente pueden incluirse dentro de los denominados depósitos epitermales que son condiciones de baja temperatura y profundidad, en general relacionada a volcanismo como el que se desarrolla actualmente en el Parque Nacional Yellowstone de EE.UU.
El principal depósito de oro y plata descubierto a la fecha es la mina de Cerro Vanguardia, con los mayores recursos de oro hallados en Patagonia (más de 100 toneladas de oro equivalente). A este le siguen los descubrimientos en el Cordón de Esquel, y los recientes hallazgos en las propiedades que integran el proyecto Cerro Negro.
En todos los depósitos que se encuentran actualmente en explotación, la mineralización es de tipo vetiforme. Las vetas son los principales objetivos de exploración en la mayoría de los prospectos, aunque en ocasiones se incluyen redes de venillas y stockworks (mineralización en forma de venillas en una roca compacta). Sin embargo, también se han hallado mineralizaciones diseminadas, normalmente con bajos tenores de oro, alojadas en domos de lava, como en el área de La Manchuria y en algunos prospectos del noroeste del Macizo.
Por otra parte, de acuerdo a los fechados radiométricos existentes, las mineralizaciones de oro y plata son algunos años más jóvenes que las rocas encajantes. Esto permite inferir que la circulación de fluidos hidrotermales y el depósito de metales en los sitios propicios, ocurrió cuando el episodio volcánico se estaba extinguiendo, en un ambiente dominado por esfuerzos extensionales.
En los sistemas hidrotermales, la provisión de agua es un factor fundamental. El agua puede provenir tanto de fuentes magmáticas como de sistemas subterráneos y superficiales. De acuerdo a los datos de salinidad obtenidos en la zona, las aguas se habrían incorporado y formado parte de los fluidos hidrotermales que generaron algunos de los depósitos de la Patagonia. Estas aguas pudieron alcanzar zonas profundas gracias a los sistemas de fracturación extensional. A medida que descendieron y arribaron a las zonas de altos gradientes geotérmicos que aún perduraban al final del volcanismo, se calentaron y volvieron a ascender, formando así amplias celdas, producto de la circulación de agua a alta temperatura entre los intersticios de las rocas y depósitos, proceso en el que también intervinieron fluidos magmáticos.
Un factor para el aporte de agua, se debe a que entre fines del período Jurásico y principios del Cretácico (alrededor de 150 millones de años atrás), prevaleció en la Patagonia un clima templado y húmedo, hecho evidenciado por la proliferación de bosques de coníferas y de sistemas lagunares.
Otro factor importante para la generación de yacimientos de oro y plata fueron las brechas hidrotermales originadas por explosiones de magma mezclado con gases a alta presión y vapor, que tienen lugar cuando fluidos de alta temperatura llegan a la superficie terrestre, poniéndose en contacto con superficies de mucho menor temperatura. Este fenómeno genera una explosión que fractura la roca y arroja materiales a velocidades supersónicas en dirección radial generando superficies más deprimidas.
Además de los recursos minerales, en el Macizo del Deseado se encuentran importantes yacimientos paleontológicos relacionados a los afloramientos paleozoicos con importantes depósitos de flora fosilizada y soterrada, como es el caso de la formación La Golondrina (280 millones de años), donde también se encuentran huellas fosilizadas de los primeros mamíferos del planeta Tierra, como el Ameghinichnus patagonicus, un pequeño roedor.
La columna estratigráfica continúa con las rocas ígneas de la formación La Leona, ubicadas en el Bajo La Leona, entre Tres Cerros y la costa atlántica. A continuación le siguen los sedimentos de la formación Roca Blanca, aflorante en el sector central del Macizo del Deseado. Luego le siguen la formación Bajo Pobre, formada por basaltos, andesitas y aglomerados volcánicos básicos, con escasas sedimentitas y tobas con representaciones discontinuas en casi todo el distrito.
Continúan rocas formadas por la consolidación de magma volcánico, incrustadas en unidades del período Triásico y Jurásico (alrededor de 230 millones de años) en el sector central del Macizo, en el cerro León y en el área del puesto El Tranquilo.
El Jurásico culmina con las rocas del Grupo Bahía Laura, anteriormente descripto y con un conjunto de rocas que actualmente se las reconoce como formación Bajo Grande, desarrollada a la largo de una faja de rumbo norte-sur coincidente aproximadamente con el meridiano de 69°, en las porciones central y sur del Macizo.
El Cretácico (144 millones de años atrás) se inicia con la formación Baqueró. Bajo esta denominación se engloba un conjunto de rocas piroclásticas y sedimentarias de amplia dispersión en los sectores centrales del Macizo del Deseado, portadora de depósitos de flora fosilizada excepcionalmente ricos, tanto en número de individuos como en cantidad de especies. Es la unidad que contiene los niveles de arcillas plásticas que se explotan en el Lote 18 de propiedad de Minera Piedra Grande, y que se encuentran también aflorantes en los puentes de la ruta nacional 3, en el río Seco.
El Mesozoico (aproximadamente 100 millones de años antes del presente) culmina con los basaltos Las Mercedes que, como afloramientos alargados y profundamente recortados por la erosión, se encuentran en el sector central del Macizo entre las estancias Las Mercedes y Covadonga.
El Cenozoico (65 millones de años o menos) está representado por sedimentos superpuestos por acción de los glaciares y los rodados patagónicos, cuya génesis está relacionada a los distintos pulsos glaciarios que tuvieron lugar a partir del Mioceno (23 millones de años atrás).
Mineros en la puerta
El Macizo del Deseado (75.000 kilómetros cuadrados, un 30% del territorio provincial), continúa emergiendo como un distrito de oro y plata de clase mundial, con nuevos proyectos en desarrollo, descubrimientos y con una actividad de exploración muy activa. Eso implica que, dentro de unos años, la cantidad de emprendimientos mineros se multiplicará exponencialmente, no tanto por grandes proyectos, sino por pequeñas explotaciones.
En su totalidad, este distrito geológico se encuentra dentro de la zona de “interés especial minero”, establecido por ley de la Legislatura santacruceña, sector delimitado por el río Santa Cruz al sur, la traza histórica de la ruta 40 al oeste, la provincia de Chubut al norte y el Mar Argentino al este.
El interrogante que surge es si las empresas junior, que son las que están hoy mayormente trabajando, explotarán esos proyectos, los venderán a grupos más grandes (como ocurrió con el prospecto Cerro Negro, que pasó de Andean a Goldcorp), o intentarán coordinar esfuerzos para cooperar entre sí.
Daniel Guerín, directivo de Minera IRL Limited, señala en este sentido, que “la asociación de empresas es una sinergia que el sistema utiliza desde tiempos inmemoriales. En este caso es posible y factible, teniendo en cuenta que puede haber una planta que se arme para procesar un mineral que viene de una mina determinada, pero también podría recibir mineral de otra mina. Existen experiencias en este sentido con el doré, que es la fundición de oro y plata. Es factible imaginar asociaciones y cuando es con varias minas en producción, mejor”.
En la cuestión del potencial del Macizo del Deseado, el representante de IRL dio algunos detalles: “Hace años vino un consultor para realizar un informe sobre nuestro trabajo, Andy Wallace, que en su reporte hizo referencia a que veía al Macizo del Deseado, como el estado de Nevada (EE.UU.) en el año 1900, en cuanto al desarrollo minero (Nevada es un estado con minas en producción desde finales del siglo XIX y que además está teniendo descubrimientos novedosos en su territorio). Santa Cruz está mostrando sólo una punta de su potencial minero, por eso mi sueño máximo es la conformación de pequeñas empresas produciendo minerales, ya que con pequeños proyectos, con métodos sencillos pueden explotarse, porque no son de interés para grandes capitales, pero sí para pequeñas empresas familiares originarias de aquí”.
Cuando hablamos de recursos de la región, no sólo son los metalíferos, sino arcillas, pórfidos, granitos, perlita, es decir, rocas de aplicación. Además, la tecnología ofrece nuevos métodos de exploración que permiten buscar en lugares donde hoy no hay accesos. “Hay lugares donde hoy es inviable explorar por los costos, pero año a año la tecnología es más precisa y al mismo tiempo más barata”, agrega Guerín.
Asesoramiento: Geólogo Roberto Andreone
Fuentes:
Fernández, Raúl R, et al. “Los depósitos de oro y plata vinculados al magmatismo jurásico de la Patagonia: revisión y perspectivas para la exploración” Revista de la Asociación Geológica Argentina, vol. 63 págs. 665-681.
De Barrio, et al “Jurásico y Cretácico del Macizo del Deseado, provincia de Santa Cruz”. El Jurásico y Cretácico de la Patagonia y Antártida.
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