domingo, 12 de enero de 2020

Presidentatata

En los últimos días de diciembre, circuló por las redes un video que mostraba a CFK, en su flamante rol al frente del Senado de la Nación, retando a un senador de su propia bancada por referirse a ella como presidente y no como presidenta, y acusándolo por tal motivo de machista.
Más allá del modo en que se dirigió al legislador, si es correcto hacerlo de ese modo y si es lícito concluir la formación machista u opresora de alguien a partir del uso de una palabra, es bueno aclarar un par de conceptos sobre los términos presidente y presidenta, ya que se usaron muchos argumentos sobre si era correcto usar uno u otro, siendo que en verdad es correcto cualquiera de los dos, y por cierto ambos están aceptados por la RAE, ya que tanto les preocupa a algunos, los mismos que por ejemplo después dicen “sindrome” acentuando la O sin inmutarse.
Aclaremos entonces la cosa. Presidente puede ser el que preside una reunión, un organismo, una asamblea, un cuerpo colegiado o una nación. Viene del latín “praesidere” y significa sentarse al frente. Es una forma derivada del participio y como tal tiene tiempo presente. Sea hombre o mujer, entonces, el o la que preside, es presidente. Lo mismo ocurre con un o una gobernante, o un o una sirviente.
Ahora bien, presidente también es un cargo formal ejercido por una persona, que excede el ámbito de una reunión y el tiempo de una situación específica. La señora Cristina Fernández de Kirchner, entonces, aunque no esté al frente de la sesión del Senado, es la Presidenta del Senado, como puede suceder con una gobernanta o una sirvienta.
En resumen, el ejercicio de la función no tiene género, y para denotar el género lo deberemos acompañar del artículo respectivo. Por ejemplo, “la sirviente del hotel, el presidente de la asamblea ordinaria. Por el contrario, el cargo sí tiene género, y aunque el terminado en “ente” sea neutro, es siempre preferible utilizar la variable femenina si nos referimos a ese género: la presidenta, la gerenta.
Lo que nunca es recomendable, es presuponer que si uno se expresa con el término neutro lo hace por machista, misógino o adorador de Satanás. Son años de formación y comodidad para expresarse con un vocabulario que nos acompañó desde niños y que nos enseñaron como correcto, y así como perdonamos a los que dicen haiga o almóndiga, tengamos paciencia y respeto por los que aún no se terminan de adaptar. Al fin de cuentas, en plena era digital y a más de 35 años de la invención del diseño por computadoras, hay quienes todavía hablan de “letras de molde”.